"Puesto que las ciudades han de servir de hogar de residencia y de refugio debe atenderse (al fundarlas) a cuanta providencia conducente a la seguridad de la comunidad contra los ataques de los enemigos y facilitar el acceso de los objetos y comodidades de que el pueblo tiene menester. Para que una ciudad se halle al abrigo de sorpresas, debe haber un cerco de murallas que rodee el conjunto de las casas, y ocupar el emplazamiento un punto invulnerable de fácil defensa".
En estas palabras del gran historiador Ibn Jaldun, que aquí tomamos prestadas, se hace hincapié en los aspectos defensivos, que tanto han preocupado a las sociedades humanas desde sus inicios. Sin embargo, las murallas, torres, atalayas y estructuras defensivas no solo nacen para satisfacer necesidades bélicas sino también por cuestiones socioeconómicas e incluso simbólicas, pudiendo servir igualmente para acotar jurídica y fiscalmente determinados espacios o demarcar y controlar un territorio concreto.
En este volumen se recogen trece contribuciones que versan precisamente sobre todos estos asuntos desde diferentes perspectivas y a través de diversas metodologías. Las cronologías aquí abordadas van de la Prehistoria hasta el periodo contemporáneo, con un especial protagonismo de la etapa medieval. Si bien, en casi todos los casos estudiados puede destacarse una marcada participación de los Estados o de organizaciones protoestatales, no puede olvidarse la participación de las comunidades rurales y/o de la ciudadanía. Están presentes temas vinculados a diferentes disciplinas —Historia, Arqueología, Historia del Arte, Arquitectura y Documentación escrita—, pero no cabe duda de que la Arqueología ha sido la dinamo que ha generado el discurso más novedoso y que, por consiguiente, ha conducido a los resultados científicos originales que aquí se exponen.