Popular, tradicional o vernácula son algunas de las denominaciones empleadas para referimos a una arquitectura que ocupa hoy un lugar propio en nuestro Patrimonio Cultural. Sin embargo, a pesar de este interés y de la extensa investigación acumulada en nuestro contexto europeo sobre sus expresiones materiales, una reflexión detenida revela que adolece de una falta de conceptualización clara y coherente. Y dicha ausencia, si consideramos al Patrimonio como construcción cultural, es ciertamente preocupante por cuanto condiciona la aprehensión y conservación de aquello que se pretende salvaguardar.
Javier Pérez Gil abre este ensayo teórico con un recorrido por la historiografía de la Arquitectura vernácula, desde la cabaña vitruviana hasta su incorporación a la legislación española actual, con el fin de descubrir su interés histórico y los valores que propiciaron su progresiva identificación como Patrimonio. A partir de esas bases, propone su explicación como Patrimonio Cultural específico. Desde premisas antropológicas, que son las que en su opinión determinan dicha especificidad, elabora una crítica razonada sobre la trascendencia de los conceptos y define la Arquitectura vernácula para desligarla de lo monumental. Y es que, aunque la arquitectura popular o tradicional ha sido siempre presentada como opuesta a la culta o monumental, paradójicamente su interpretación ha estado sometida a sus mismos criterios, generando graves conflictos que impiden su correcta asimilación.