Este libro tiene como objetivo profundizar en diversas vinculaciones que existieron
entre la religión y el universo de la guerra en los territorios de América y de la Península Ibérica durante el Antiguo Régimen sobre la base de un modelo político monárquico que compartieron los habitantes de los dominios lusitanos e hispanos, si bien se producían peculiaridades evidentes en los comportamientos y cosmovisiones que se manifestaban en ambos espacios de ejercicio del poder militar y eclesiástico. En este marco histórico, el «Nuevo Mundo», convertido en un escenario para la instauración de la hegemonía católica impuesta por la fuerza de las armas y por los mecanismos de evangelización forzosa.