Desde las cavernas el relato ha acompañado el aprender del ser humano. Los profesores informamos a nuestros alumnos de la última novedad en la materia a tratar, pero me temo que en ocasiones olvidamos el alma de por qué enseñamos y, lo más importante, de para qué estudian nuestros alumnos.
Las habilidades comunicacionales, las capacidades exploratorias y de entrevista, el trabajo en equipo, la empatía y compasión, la cortesía, la resiliencia... Muchos de estos atributos son las llamadas competencias huérfanas, características que se nos suponen a los médicos y que son vitales para el desarrollo profesional, aunque ausentes como cuerpo teórico en la enseñanza.
Los relatos pretenden llevarnos desde el "descubrimiento" de nuestra vocación al ingreso en la Facultad, los años de grado y sus vaivenes emocionales, el descubrimiento del enfermo y del enfermar, el día a día de la profesión: éxitos, fracasos, "grandes meteduras de pata", prejuicios, malas noticias, pudores, curiosidades, duelo y muerte...