La vida de Ana Manrique de Lara, condesa de Puñonrostro (1560-1615) es un recorrido por la historia política, religiosa y artística de la Edad Moderna. Ocupó los cargos femeninos más altos en la corte de los Austrias al servicio de reinas e infantas. Actuó como mediadora en asuntos políticos y la cultura fue una de sus pasiones. Creó una biblioteca particular, atesoró obras de arte, fue patrona de la Hermandad de Impresores de Madrid y financió justas poéticas en las que participó Miguel de Cervantes. Educó a jóvenes escritoras místicas y diseñó un espacio para elaborar sus perfumes, cosméticos y medicinas. Defendió su independencia sin perder la lealtad hacia la corona, y, tras una vida entre Nápoles, Madrid y Praga, pasó sus últimos años en Zaragoza. Allí financió la capilla de Nuestra Señora de las Nieves de la Seo, que sirvió de panteón para ella y para su hermano el arzobispo Pedro Manrique.