Miguel Perin o Perrin, es un escultor francés documentado en la ciudad de Sevilla desde 1517 hasta finales de 1551 y un claro exponente de los intercambios artísticos del primer tercio del siglo XVI, cuando los modelos de raigambre hispanoflamenca convivieron con los trabajos encargados a artistas italianos y con la afluencia de maestros franceses y flamencos, que contribuyeron decisivamente en la normalización y aceptación completa de los modelos clasicistas. Su personalidad fue reconocida a partir de mediados del siglo XX ya que desde el siglo XVIII la historiografía desarrolló una constante ambigüedad entre la personalidad del escultor florentino autor del enterramiento del cardenal D. Diego Hurtado de Mendoza y “maestre Miguel, ymaginero de barro”, al que Juan Agustín Ceán Bermúdez y José Gestoso llamaron “Miguel Florentín” y generaron una confusión latente en su actividad escultórica en la catedral de Sevilla. Sus esculturas y relieves constituyen un claro testimonio de las primeras muestras renacentistas en la capital hispalense, donde convivieron la tradición tardogótica y la modernidad humanista desarrollada por artistas de diversa procedencia en las primeras décadas del siglo XVI. Esta monografía desarrolla su biografía artística, elabora hipótesis relativas a su formación, fuentes visuales, modelos compositivos y terminaciones cromáticas. Analiza su técnica de modelado y cocción de esculturas monumentales de barro cocido, y diferencia en sus obras las renovaciones o reposiciones llevadas a cabo en diversas campañas de conservación y restauración desde finales del siglo XVI. Además, establece las condiciones laborales y secuencias cronológicas de los encargos realizados para la catedral de Sevilla y clientela particular, y sus relaciones con otros artistas contemporáneos.