Para los antiguos griegos, consultar o recibir oráculos significaba comunicarse directamente con los dioses. Por ello, solían recurrir a estos para resolver las más variadas cuestiones de las esferas pública y privada, desde la forja de alianzas políticas hasta la falta de descendencia. En más de un centenar de pasajes de su obra, Heródoto reflejó esta práctica con su característico estilo rico y ameno.
Este libro lleva a cabo un análisis crítico y exhaustivo de dichos pasajes oraculares, el cual demuestra que, al margen de su valor como fenómeno religioso, los oráculos proporcionan al historiador de Halicarnaso un instrumento óptimo para la descripción de situaciones y la caracterización de personajes.