Articulada en tres grandes campos (lugares, estancias y moradas), Brasas de la memoria es una reunión de poemas topográficos del autor, seleccionada por la poeta y estudiosa María Sofía Urrutigoity de Heiremans, autora, además, del texto final reflexivo que acompaña al corpus poemático.
Tal reunión poética se propone como una invitación a los lectores “para que cada cual encuentre su ámbito propio, en el que más a gusto se encuentre, y, una vez en él, participe de la melodía de la fraternidad”; así como también una invitación “a descubrir que la palabra poética, si es tal, es una palabra hospitalaria, una palabra de todos y para todos.”
Sofía Urrutigoity indica cómo atraviesa este conjunto poético una “mirada del alma” que “queda permanentemente plasmada en términos espaciales”. Tal tendencia a la espacialización –continúa la estudiosa– se construye “en la metáfora del alma como lugar”, que “se hace carne bajo dos símbolos”: por una parte, “el de la casa, la morada de la memoria, casa del alma”, y, por otra, “el símbolo del jardín”.