La virginidad griega constituye uno de los atributos más característicos de Ártemis, hija de Zeus y Leto. A partir de sus vínculos con Atenea y Hestia, se examina en toda su complejidad la presencia de este concepto en el Olimpo, así como el papel central que desempeñó la diosa cazadora en el proceso de tránsito de las muchachas helenas desde la infancia hasta la nubilidad. De esta manera, el libro ofrece, a través fundamentalmente del análisis de una serie de relatos míticos, una explicación del modo en que la cultura griega concibió la virginidad femenina y le concedió un significado social y cultura. A lo largo de los distintos capítulos que componen la obra, se profundiza en el conocimiento no solo de esas virginidades divinas sino también de las humanas.