El cinematógrafo de los hermanos Lumière llegó a Japón en 1896. Desde ese mismo año las imágenes en movimiento se convirtieron en una de las principales actividades de ocio que convirtieron a la industria cinematográfica japonesa en una de las más importantes del mundo. Sin embargo, poco se sabe de una de las figuras más relevantes y menos estudiadas de la historia del cine nipón, los benshi. Narradores que acompañaban a las proyecciones cuando todavía no se había desarrollado la tecnología sonora, su labor fue mucho más intensa y profunda que el mero acompañamiento. Se trata de una profesión que continúa a día de hoy y de la cual todavía nos quedan cosas por aprender de esta época del cine.