Ivana Frasquet y Josep Escrig Rosa (coords.)
El Primer Imperio Mexicano (1821-1823) ha sido generalmente interpretado desde la perspectiva del fracaso. El juicio vertido sobre estos años resaltaba su inestabilidad y abrupto desenlace. Con frecuencia, la experiencia monárquica ha sido vista como un paréntesis de ingrata memoria y oscuro recuerdo entre la consumación de la independencia y la llegada de la república federal. Desde su caída, se ha construido una imagen del período como la de un experimento tiránico y ajeno a la cultura política mexicana. Fue este un tiempo relegado al olvido por el resplandor de la revolución insurgente, cuyo uso político opacó -por monárquica- la primera etapa de México como Estado independiente. En esta obra se propone un acercamiento distinto, a través de la mirada de diecinueve especialistas que, a la luz de los avances historiográficos, supere estos prejuicios. El «momento Iturbide» se revela aquí como un escenario político nuevo, complejo, repleto de expectativas y abierto a distintos horizontes de futuro. Fueron años tremendamente convulsos, donde todo pareció posible y la contingencia jugó un papel destacado en el devenir de los acontecimientos. En cualquier caso, México no fue una excepción en la difícil tarea de construir un Estado-nación independiente.