En el año 1671, cuando contaba más de ochenta años, don Juan Enríquez de Zúñiga, con una larga trayectoria literaria y jurídica a las espaldas, hizo estampar un pliego con el título A Lelio, su amigo, satisfaciendo a haberle condenado el sentimiento que ha hecho por la muerte de una perrica. La extensa carta termina convirtiéndose en una reflexión sobre los afectos humanos, en los que este libro indaga para ofrecer una imagen más compleja del autor y de su tiempo.