Tierra sin pan (1933) es un clásico: en la obra de Buñuel, en el cine documental, en la historia del cine y, como tal clásico, un film que mantiene viva su fuerza. El primero de Buñuel rodado íntegramente en España, su única incursión documental y la obra que afina su moral del cine. Sería también la antesala de un período de largo silencio creativo en el exilio, roto por fin en el México de Los olvidados (1950), obra no sin relación con Tierra sin pan. Film prohibido, censurado e inquietante, algunos de sus aspectos centrales de realización y montaje eran poco conocidos. Su equipo fue un grupo multidisciplinar de actitudes y corazones. Un film que bien puede llamarse anarcosurrealista. Su manera de afrontar lo real conforma uno de los momentos de Buñuel más fructíferos, el que con los años tal vez le ayudaría más a redondear el conjunto de su obra. Pieza conclusiva de la trilogía surrealista de preguerra junto a Un perro andaluz (1929) y La edad de oro (1930), Tierra sin pan es un ensayo cinematográfico sumamente construido y elaborado. Un film sobre Las Hurdes, las transformaciones sociales y la revolución en España en los años treinta que sigue planteando hoy al espectador cómo relacionarse con la miseria filmada, en cine y en televisión.